Padre,
Gracias por tu gran amor por nosotros. Enviaste a tu único Hijo a vivir con nosotros y mostrarnos cómo amar. Él dio su vida por nosotros y resucitó en ese tercer día para que nosotros también pudiéramos estar contigo en la eternidad.
Señor, sentir solo una pulgada del resplandor de tu amor y el resplandor de tu excelencia será más de lo que podemos imaginar. Conocer tu amor por nosotros también es humillante.
Somos seres humanos imperfectos que nos movemos por esta Tierra día a día intentando vivir vidas que sean dignas del llamado que tienes para nosotros. Necesitamos su orientación y dirección.
Padre, por la mujer que necesita sentir tu amor hoy, oro para que le des ojos para ver y oídos para escuchar tu amor por ella. Conoces su nombre, su pasado, sus triunfos y sus heridas. Hazle saber que nunca es tarde para llamarte, pedirte perdón, entregar su vida a tu servicio, reprender el pecado que la enreda y vivir libre como un Hijo de Dios. Para aquellos que están solos o que no se sienten amados, deja que su amor por ti sea tan feroz que irradie hacia ellos. Déjalos vivir cada día sabiendo que los amas más de lo que pueden imaginar y que no están solos.
Padre, para la mujer que encuentra más fácil amarse a sí misma que a los demás, dale ojos para ver lo especiales que son todos tus hijos. Déle la oportunidad de sentarse con aquellos que no se parecen ni piensan como ella para que pueda aprender lo que realmente significa amar a su prójimo. Ayúdala a ser amable, alentadora, perdonadora y amorosa con aquellos que quizás nunca se den cuenta de su impacto, y a seguir adelante con la capacidad de tratar a los demás con amor sin importar nada. Dale la gracia y la fuerza para moverse día a día con una efusión de amor por su prójimo.
Padre, para la mujer que encuentra más fácil amar a los demás más que a sí misma, dale el regalo del amor propio y el perdón. Abrázala y abrázala. Dale permiso para cuidarse a sí misma, para disfrutar de las cosas que hacen que su corazón cante y dale el tiempo necesario para hacer esas cosas. Amas su corazón de siervo, Señor, déjala sentir la paz que tu amor quiere darle en estos días ocupados en los que todos vivimos.
¡Gracias Padre porque no importa dónde estén nuestros corazones, siempre estás tratando de amarnos incondicionalmente! ¡Eres el mejor ejemplo de amor y estamos muy agradecidos por eso!
En el santo nombre de Jesús oramos,
amén.
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